sábado, 16 de enero de 2010

No puedo contar...


Te miraba fijamente mientras veía asomar tu sonrisa en la comisura de tus labios. Nunca hubiera adivinado lo que estabas pensando, con esa mirada de saberlo todo que tan indefensa me hacia sentir. Sentía mis ojos centellear, y mis piernas temblaban con vida propia. Me senté, y te sentaste, sin decirnos una sola palabra. Tenia miedo. No quería que te fueras, pero veía tan cerca el momento de la despedida que los minutos se me caian encima uno a uno, clavandose en algun lugar dentro de mi.

Sono otra llamada de la azafata de la estacion. Pronto tendrias que irte. Apenas unos momentos para verte y luego... serias un borron en un cristal en un vagon de un tren que se desdibujaria en el horizonte hasta extinguirse, como mi sonrisa.

Notaba humedas las mejillas, notaba cálido el corazón y frías las manos en aquel banco de la estación. Tu estabas feliz, feliz de irte como tantos años habías soñado. Por fin ibas a estar en tu lugar, donde querias estar. Pero yo no acertaba a adivinar como iba a ser la vida ahora que ya no ibas a estar. Ahora que no podrias alegrar mi tristeza, apaciguar mis nervios, alentar mi calma, ahora que no podrias dejarme sin habla con tu arte y tu presencia...

Ahora que no volverias a cortar mi respiracion con tus palabras.

Te levantaste, y asiste la maleta dispuesto a cruzar los ultimos pasos en esta ciudad de escombros y tristeza, sin reparar en mi melancolia, y yo, sin poder decirte todo lo que se estaba cruzando por mi cabeza. Sin poder dejar que percibieras mis lágrimas, mi frio, el vacío que ibas a dejar al poner el pie en ese tren.... Y entonces pusiste un pie, y luego el otro, y te despediste con la cabeza como siempre hacías, como si fueramos a vernos al sia siguiente, como si no estuvieras saliendo de mi vida tan de pronto como en realidad lo estabas haciendo.

Y escuche un crujido. COmo hielo que se quiebra bajo un gran peso. Ese algo dentro de mi, poquito a poco, se resquebrajaba para no volver a ser nunca el mismo.

Las puertas pitaron a tiempo de impedir que oyera caer los añicos que restaban de lo que alguna vez habia sido mi corazon, y una voz te desterró de mi vida para siempre. El tren salía, primero despacio, luego mas deprisa hasta que se perdio en la distancia y yo me quede helada mirando a la lejanía, como un aparato sin pilas, apagada, atrapada en un cuerpo que no me respondia...

te habias ido....











... Y asi lo soñe. Me cuesta mucho imaginarmelo. Tanto que no soy capaz de asumir que un dia te irás. No lo entiendo. Se que mi vida separará su camino de muchas personas, de algunos amigos.... pero... no soy capaz de imaginarme un camino en el que no pueda verte al final de cada tunel...

Ojala el tiempo no pase y no te vayas nunca... porque aun no soy capaz de acercarme a la idea de lo que será vivir sin que no estes.

1 comentario:

  1. Tengo un blog y visito varios cada día, pero he de decir que esta entrada, que esta forma de escribir, ha sido una de las que más me ha gustado, de las que más me ha llegado en muchísimo tiempo.
    Si tienes tiempo, te pasas: http://eliasmr.blogspot.com :)

    Seguiré pasando por aquí de vez en cuando, para disfrutar como acabo de hacerlo.

    Un saludo!

    ResponderEliminar