martes, 3 de noviembre de 2009

Incertidumbre

Levanté la mirada, y tus ojos se cruzaron con los míos fugazmente. No me hizo falta mediar palabra con mi corazón para entenderlo. Me había enamorado de ti.

Habia pasado años viendo como pasaban las chicas una tras otra, compadeciendome de ti por tu mala suerte, sintiendome superior por mi egocentrismo, o por alguna remota razon seguramente mas ridicula aún que yo misma. Años mirándote a los ojos fijamente, años viéndote como un niño, como un hermano... y de repente...

Ni siquiera era capaz de permanecer contigo en la misma habitación sin que mi corazón luchara desenfrenadamente por saltar de mi pecho. Tus manos me seducían, y tu voz sonaba tan... tan adulta... Me asusté. Cada segundo era como mirarte de nuevo. Cada palabra que cruzábamos parecía esconder un doble sentido, y mi imaginación me sorprendía dibujando escenas de un futuro utópico...

Incertidumbre, eso es lo que sentí, incertidumbre.

Cómo alterar las cosas despues de años... como pensar que la vida puede cambiar tanto en una mirada, en una reacción, en una caricia...

Pero... ¿y tú, qué sentías? Tus ojos, tus labios... todo parecia enviarme señales inciertas, confusas.. o quiza mi imaginación... despues de todo... tu corazón no era mío...

tu corazón tenía dueña, mal que me pesara.

Pero yo sabía que ella no te merecía, mucho antes incluso de que naciera este sentimiento, teñido de eternidad por mi propio corazón. Yo leía en tu mirada que ella no era para ti... que tu vivías enamorado del amor, no de ella. Que tú merecías alguien que te entendiera, que te amara sin necesidad de cambiarte, con tus virtudes y tus defectos...

Aquellos defectos de los que yo me había enamorado.

Pero... la incertidumbre me ponía al borde del precipicio y me llenaba la cabeza para que saltara. El por qué de las miradas, la curvatura seductora de tus labios... me confundían. ¿Tú también tenías miedo? ¿Y si me querías y estabas tan aterrado como yo?

Pero no era posible, después de todo... estaba ella...

Pero... por qué... por qué cuando me hablabas te acercabas tanto que sentía tu aliento, cálido, sobre mi rostro, y tentabas a mis labios. Oh, si que los tentabas...

Por qué tu mano en mi espalda, casual y efímera, siempre parecía acabar en un roce descuidado por debajo de mi espalda...

Por qué cuando nos sentabamos el uno junto al otro apoyabas la palma en mi muslo despreocupadamente,... como si ninguno nos dieramos cuenta....

Por qué parecías brillar más cuando estabas conmigo...

Incertidumbre clavada en mi corazón.

¿Qué debía hacer?

El miedo vibraba en cada poro de mi piel. No queria perderte, eso era lo último que quería. No quería romper tu cristal, a mis ojos frágil y transparente. No quería abrir tus ojos a tu vana relación, a la realidad.... o a lo que yo quería creer real...

Y la incertidumbre me mataba

Bueno....

La incertidumbre me mata...


No hay comentarios:

Publicar un comentario